domingo, 14 de septiembre de 2008


Uno de los inconvenientes que tiene Ikea y que puede acabar desesperándonos, es que cada cierto tiempo descatalogan algún que otro producto y casualmente, por la Ley de Murphy, suele ser ese que necesitamos imperiosamente.

Así me sucedió con el arcón HOL. Cuando por fin me decidí a construir una amplia litera para mis gatos dentro de este mueble, empezó mi odisea. Estuve varios meses pasándome por Ikea a preguntar y siempre me decían que llegaría la semana que viene.

En casa me decían que la cosa olía muy mal, pero yo, que soy optimista hasta la nausea, contestaba que no, que conseguiría mi arcón. Todo por mis gatos...

Después de seis meses de marear la perdiz, por fin un amable empleado de la empresa sueca me dio la mala noticia:
- Está descatalogado

Tras darle las gracias corrí hasta la sección de mesas, por si quedaba alguno en la exposición y podía llevármelo... pero no. Ni rastro de HOL.

Mis dos gatos se situaron uno a cada lado de mi cabeza y me decían:
Lola:
-Marta, pero es que ese arcón es genial, enorme para nosotros y con
aireación constante.

Uma:
-Por tu sangre, Martita, que yo ya
no quepo en la litera, tengo
que hacer mis cosas con medio cuerpo fuera...

Me encaminé a oportunidades a la velocidad de la luz y cuando llegué encontre esto:


A falta de uno, buenos son dos arcones, me dije y me los llevé decidida a fundirlos en un magnífico cuarto de baño para mis dos V.I.P's.



Tuve que sacar a pasear la sierra de calar y recortar varias piezas, acoplarlas y pegarlas de nuevo en los marcos hasta obtener un solo armazón. También hice un agujero para la entrada.

Lo pinté con pintura imitación de forja en gris, primero en spray y después lo rematé con rodillo.

En el suelo coloqué una alfombrilla RATIONELL VARIERA cortada a medida para poder limpiarlo fácilmente.

No pude unir las tapas sin que pareciera una chapuza, así que corté un tablero de pino a la medida y después de pintarlo lo coloqué con unas bisagras y un mecanismo de gas para mantenerlo abierto sin esfuerzo.

Una de las ventajas de este mueble es que permite tener la litera aireada, lo cual es muy cómodo para los gatos, pero el inconveniente es que la arena se escapa por los agujeros cuando la mueven con las patas.

Para evitarlo corté unos paneles de policarbonato transparente y los atornillé en las paredes.

Encima de la tapa coloqué dos cojines que hice con unas toallas FLORENCE y que hacen las delicias de Uma y Lola, que ya se han echado más de una siesta encima.

Este es el resultado: abierto y cerrado. Justo lo que quería: una litera con mucho espacio en la que los ocho kilos de Uma se movieran con comodidad. Además hay sitio para un par de bolsas de arena. Que más pueden pedir...
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