viernes, 2 de octubre de 2009


La magia realiza transformaciones increíbles; un simple chasquido de dedos, y un camión se convierte en montaña o una calabaza deviene en carroza... ¿donde habré oído yo esto?

Pero los trucos son más complejos de lo que parecen a simple vista, y tras el toque de varita, y antes de que el pañuelo muestre el cambio, hay un trabajo secreto que nunca vemos.

Nerea hizo magia con una cama KURA, y otros elementos, convirtiéndola por medio de un trabajado arte de birlibirloque en una casita de juego para sus hijos. Veamos cómo lo hizo.

Producto utilizado: KURA, ANTONIUS, SVALA, MALA

Tengo un niño y una niña, de 2 y 4 años respectivamente. Con la intención de que durmieran en habitaciones separadas compramos dos camas KURA, de esas que son reversibles.

Pero ellos decidieron que querían dormir juntos, así que montamos las dos camas en la misma habitación y como te imaginarás aquello era un agobio, no cabía ni un alfiler. Así que en cuanto pudimos dimos la vuelta a una de las camas y las convertimos en litera y desmontamos la otra.


Así que como nos quedaba una habitación libre, me propuse hacer el cuarto de jugar que yo nunca tuve y anduve dándole vueltas a hacer una casita elevada, que me permitiera ganar espacio, guardando los juguetes abajo y creando una zona de juegos arriba.


Lo que no quería era gastarme ni un duro, así que tras hacer unos bocetos, empecé a pensar qué cosas podía reutilizar. Entonces recordé, entre otras cosas, la cama KURA que se estaba apolillando en el trastero, así que aprovechando las vacaciones de semana santa, me lancé manos a la obra.


Los elementos básicos de la "casita elevada" fueron:


* La cama KURA, con cuyas piezas hicimos la estructura de la casita y el tobogán de subida y bajada.

* Un mueble metálico de oficina de segunda mano que habíamos usado como cambiador hasta el momento, y que además de ser un armatoste ya no necesitábamos. (1200x500x700 mm)

* Otro mueble idéntico de oficina que usábamos como archivo, pero que al crecer la familia y por falta de espacio teníamos que retirar. Ambos muebles constiruirían el soporte de la casita elevada.

* Una madera de aglomerado, chapeada en haya y canteada, que compramos a medida (1200x1540x25 mm) y que sería el suelo de la casa.





Decidimos poner la casita en una esquina de la habitación apoyada en una pared y un armario empotrado. Las dimensiones totales de la casa fueron: 1590x1240x730 (altura del suelo)x1300 (altura total con la valla)

El proceso fue el siguiente:


* Pusimos los dos muebles de oficina en paralelo, separados entre sí unos 640mm. Dejamos así una especie de pasillo entre ambos que permitiera acceder a las cosas guardadas en el mueble, y al armario empotrado que nos quedaba detrás de la casita. Además de ser un escondite ideal para los niños.

* Cubrimos todo con la madera de aglomerado que haría de suelo. Para que pasara algo de claridad al pasillo inferior, previamente fresamos unas ventanitas o claraboyas en la madera, pintamos los bordes y las cubrimos con unos metacrilatos.

* Envolviendo todo el conjunto creamos la estructura de la casita, aprovechando para ello la propia estructura de la cama KURA, la cual fuimos cortando según necesitábamos. La valla de la parte de arriba la hicimos con las lamas del somier de la cama, las cual coloreamos para darle un poco de vidilla.

* Para subir a la casa optamos por un tobogán que hicimos con uno de los laterales de la cama, (el que evita que los niños se caigan de la litera de arriba). Debajo del tobogán queda un sitio estupendo para guardar libros.

* En el piso de arriba pusimos dos baldas ANTONIUS (79x36.5x1.5 cm) que hacen las veces de mesa, y dos sillas SVALA, que barnizamos en colores. En la pared colgamos el caballete MALA, que como ocupaba mucho espacio desmontamos y separamos en dos pizarras.



He de admitir que los acabados no son muy buenos, ya que por falta de tiempo las uniones las hicimos con chapas metálicas en L de color negro y lo amarramos muy bien a la pared.

Pero lo importante es que el conjunto es muy rígido, también subimos los mayores, con permiso de los peques, claro. Es un sitio ideal para jugar o para hacer obras de teatro. También decir que hace las delicias de los gatos que pasan las horas muertas tomando el sol en la casita.
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